Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1884-1885 (Cortes de 1884 a 1886)
Sesión: 4 de julio de 1884
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 38, 981-982
Tema: Contestación al discurso de la Corona

Comprenderá el Congreso que un deber de amistad y de compañerismo me obliga a interrumpir por breves momentos esta discusión.

Hace, si no estoy equivocado, cerca de un mes que un Sr. Senador, en uso de su derecho, tuvo por conveniente juzgar de las elecciones por las noticias y por los datos tenía; y en términos generales, y sin forma ninguna personal, que esto está admitido perfectamente en todo Parlamento, aquel Senador tuvo por conveniente hacer apreciaciones sobre el remedio que él creía necesario para evitar los males que con repetición se vienen aquí realizando con motivo de las elecciones. Ese Sr. Senador hizo esas apreciaciones de actos que al Ministro de la Gobernación más especialmente competen, pero que no competen menos a todo el Ministerio, delante del Ministerio y delante del Ministro de la Gobernación; porque si no estaba en aquel momento el Ministro de la Gobernación allí, podía estar, y sobre todo, podía estar al día siguiente y en el mismo día; y sobre todo, estaban sus compañeros, que tienen la obligación de defender a S. S. y de protestar contra aquellas palabras, si eran dignas de protesta. Si S. S. está incomodado con sus compañeros porque no hicieron de S. S. la debida defensa, ¿qué culpa tiene de eso aquel digno Senador? Yo no quiero quitarle el gusto de que la haga él personalmente; y como S. S. tiene puesto en aquel Cuerpo, [981] vaya S. S. y le dará la debida contestación; y por ahí ha debido empezar S. S., no por venir aquí, donde no tiene asiento aquel Sr. Senador, después de tantos días transcurridos.

Señores, es inaudito esto. Un ataque político, general, como el que dirigió aquel Sr. Senador, sobre la conducta electoral del Gobierno; y el Sr. Ministro de la Gobernación, tan batallador, con exceso batallador, que no sólo se defiende, en lo cual está en su derecho, sino que más que defenderse, lo que hace siempre es atacar; se cruce de brazos y dé lugar casi a que aquel alto Cuerpo esté cerrado y no haya sesión en la mayor parte de los días, para venir aquí a contestar a aquel ataque, le digo a S. S. que eso no es digno ni de su señoría ni del Ministro de la Gobernación. [982]



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